Tomar una cerveza era hasta el momento uno de los placeres al alcance de una amplia mayoría de los consumidores. Sin embargo, disfrutar de algunas marcas se está empezando a convertir en un auténtico lujo. Desde principios de año y a lo largo del verano ya han hecho mella las consecuencias de la desorbitada inflación.
La cerveza es más cara que en 2021, y no nos engañemos, los efectos inevitables como el encarecimiento de determinadas materias primas y otros elementos esenciales para su fabricación y la cadena de suministro aún están por llegar.
La subida de los costes de la energía, del vidrio, el papel, y de otras materias primas como el cereal por las consecuencias de la guerra de Ucrania, no se lo están poniendo fácil a la producción cervecera. En el siguiente post exponemos cómo este incremento está afectando al sector.
Ucrania, el granero de Europa y Rusia, dueña del gas y de otros recursos
El enfrentamiento bélico sobre el “granero de Europa” que ha ocasionado las paralizaciones a las exportaciones de Ucrania como el quinto país productor de cebada del mundo, junto a las sanciones en las importaciones de aluminio rusas (la otra parte del conflicto), son determinantes para que la fabricación del líquido cada vez cueste más.
Si bien, no todos los países sufrirán las mismas consecuencias, o al menos, en el mismo periodo (concretamente España se autoabastece de cebada, por lo que el efecto no será inmediato) sí suman otras devastadoras circunstancias, como la sequía de los últimos meses.
Los termómetros no han bajado de 35 y 40 grados durante todo el verano, y ello ha ocasionado que las cosechas no sigan su curso habitual. Por tanto, la escasez de cereal sucederá sí o sí.
Otros imprescindibles en la producción de cerveza
El coste de producir cerveza es aproximadamente un 62% más caro que hace un par de años según el Beer Index, llevado a cabo por la plataforma de inversión social eToro. Este análisis se realizó en base a los elementos básicos para producir cerveza: el trigo, la cebada, el arroz, la malta, aluminio y los carburantes.
1. El cristal
El botellín y las botellas de vidrio como formatos imprescindibles de la cerveza necesitan el cristal. Los recargos energéticos por el recorte de suministro de Rusia (tengamos en cuenta que el cristal necesita un 80% de gas natural) han provocado la irremediable repercusión a sus clientes de la subida de precios por parte de las principales empresas dedicadas a la producción de este material. Otros proveedores de cristal como Estados Unidos y Argelia también están aplicando esta subida.
2. ¿Qué hay del aluminio?
Sabemos que junto al cristal, las latas de aluminio son los envases de prácticamente la mitad de cerveza que se consume en España.
Este material rompió los esquemas con una subida del 100% a principios de 2021, y desde ese momento hasta ahora la escalada de precios ha sido continua. Además de esta circunstancia, se suman otras como que tras la pandemia la demanda también se ha disparado, y otra como la de que se ha vetado la compra de aluminio a Rusia teniendo en cuenta que es un productor importante, y que el precio de la energía no para de aumentar.
3. El papel y el cartón, otros implicados
La complicada situación que están atravesando las materias primas también afecta a la industria del papel y el cartón, un producto clave para el envasado de cerveza. Si de por sí ya se estaban encareciendo los precios, con la crisis energética, este ascenso ha ido a más. Se trata de un sector que consume unos niveles de energía muy elevados, casi de los que más. Nada menos que el 5% del gasto energético en el mundo, se lo lleva el papel.
Y el cartón no se queda atrás. La demanda del embalaje por las compras online ha ocasionado una gran escasez.
4. El transporte y la agricultura
Junto a la crisis de la energía está la de los carburantes. Somos muy conscientes que desde el comienzo de 2022 sus precios han ido creciendo a marchas aceleradas. Transportar y cultivar el grano para la cerveza ahora es mucho más caro porque necesita y depende del gasoil.
El aumento del precio de las gasolinas inevitablemente ha conllevado que los agricultores y que los transportistas en este caso, necesiten cobrar los portes más caros y encarecer los costes de suministro, que finalmente inciden sobre el precio final del producto.
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