Poco antes de la vorágine sanitaria y social irrumpieron en el mercado con bastante éxito las craft ciders o sidras artesanales. Una liga que aún con el impás de la pandemia, apunta muy fuerte y con todas las esperanzas puestas en 2021.
Sobre todo se trata de una bebida que llega dispuesta a compartir terreno con el mercado de las cervezas artesanales. Veamos los desafíos a los que se enfrenta y cómo se está convirtiendo en uno de los revulsivos más solicitados.
La sidra hasta el momento ha sido la gran desconocida. Salvando algunas zonas como Asturias o el País Vasco, donde la sidra natural forma parte de sus hábitos de consumo, en el resto de la geografía española tradicionalmente la hemos tenido asociada al disfrute y para escanciarla en algunos bares del norte; o en el caso de la variedad gasificada, como brindis para las celebraciones familiares.
Ahora debemos hacer borrón y cuenta nueva, porque la producción de sidra en la actualidad dispone de una amplia variedad de categorías y tipos. En el siguiente post desvelamos su transformación, y cómo los gigantes de la cerveza están conquistando con nuevas y atractivas propuestas a ese público menos cervecero.
El panorama actual
El consumo de sidra en España queda dividido básicamente en dos. Por la variedad natural, donde el consumo se sitúa en un 52%, frente al mercado de la gasificada, cuyo consumo (45%) se aglutina en Andalucía, Madrid y Valencia reservado para los momentos de celebración. La sección de Negocios de El País publicó recientemente un reportaje con los últimos datos de AESI (la Asociación Española de Sidras). A pesar de que el pasado año pasó factura, especialmente a la hostelería, en 2019 se abrieron nada menos que 4,9 millones de botellas de sidra natural con denominación de origen, frente a los 3,1 millones de 2020. Un descenso que dadas las circunstancias, no desmerece para nada las cifras del consumo, cuya tendencia va al alza.
Por producción, nuestro país se sitúa en el quinto puesto a nivel mundial, por delante de Irlanda considerado como uno de los grandes bebedores de sidra; al igual que sus vecinos ingleses, que consumen una media de 14 litros al año.
De la sidra tradicional a las craft ciders
La sidra pertenece a las bebidas fermentadas que se producen a partir de la fermentación del jugo de manzana con cierto grado de alcohol. Digamos que sigue anclada a la categoría de bebidas tradicionales, pero sorprendentemente ha sufrido un boom a nivel global en los últimos años.
Uno de sus principales desafíos se centra en copar nuevos nichos de mercado y por ello sus impulsores, muy conscientes de que en un cambio de imagen está la clave, está atravesando un proceso de transformación conceptual y de innovación a través del lanzamiento de las denominadas craft ciders o sidras artesanales. Un aluvión de nuevos productos premium y naturales elaborados a menor escala. Al igual que la cerveza craft, emplean procesos e ingredientes mucho más cuidados y alejados de la producción industrial en masa.
Las ciders tienen el foco puesto en un tipo de consumidor dispuesto a probar nuevas experiencias, como el público millennial, que busca beber más saludable y con menor graduación alcohólica.
Sin embargo es necesario concretar un poco más, porque en este mundo se cuelan muchos líquidos, que ¿realmente cumplen con la legislación y los estándares exigidos para considerarlos sidra? Quienes se suman a la liga de las nuevas sidras artesanales embotelladas, suelen fabricarlas acorde a la normativa, es decir, sólo con mosto de manzana.
También están las extras, que son más complejas, un poco más subidas de alcohol (alrededor de 5,5%) y un pelín más secas.
La aventura de las cerveceras: las nuevas cider
En esta onda aparecen en escena las cerveceras y su interés por fabricar ciders.
1. Algunos ejemplos de craft ciders: BrewDog y Samuel Adams
Casos de éxito de esta nueva apuesta por las craft ciders son BrewDog con la gama Hawkes Cider, que a partir de 2018 amplió su horizonte con este nuevo segmento. Al fin y al cabo, según sus fundadores, se trata de una bebida artesanal, que como la cerveza craft, presenta unas oportunidades de futuro bastante halagüeñas.
Fuente: Brewdog
En la misma línea está la estadounidense Angry Orchard de la cervecera Samuel Adams, convirtiéndose en la primera marca hard cider preferida entre los estadounidenses. Lo dice Statista en su publicación donde se registran los más de 220 millones de dólares en ventas durante 2019.
Fuente: Vine Pair
2. Los gigantes de la cerveza también se apuntan al movimiento de las ciders
En España esta corriente de nuevos líquidos se aceleró a partir de 2018 Heineken con Ladrón de Manzanas. Con su ambiciosa campaña de marketing logró ser conocida en todas partes y colocarse en los lineales de cada supermercado.
Un poco antes ya existían otras apuestas como Maeloc, de la Corporación Hijos de Rivera (Estrella de Galicia), cuyo etiquetado sí que contiene “sidra” y que se mantiene en la firme promesa de ser elaborada a partir de productos de la zona (manzanas 100% gallegas).
Fuente: Maeloc
Sin dejar de mencionar la última y ambiciosa apuesta de la división Mahou San Miguel con La Prohibida, la primera incursión de la categoría cider, adentrándose así en un segmento diferente junto a las bebidas que ya lidera (cerveza y aguas minerales).
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